La libertad del arte:
Hace unos años, cuando aún era estudiante en Sevilla, y mi forma de pensar contraria a reconocer el arte abstracto como tal, hablé con un joven pintor, por aquel entonces aún estudiante de bellas artes.
Le expuse que la pintura abstracta no debía ser considerada arte, ya que cualquiera sin conocimientos teóricos y precisos del pincel, incluso un niño esbozando trazos aleatorios, podría crear algo que fuera considerado por un entendido una obra sublime que reflejara sentimientos profundos.
A grandes rasgos, él me explicó que el hacer cosas con detalle, de modo minimalista, podía reducir el conjunto de seres capaces de decorar con destreza un lienzo, pero también hacía que se estuviera muy limitado por las reglas de la corriente pictórica.
Según él, el surrealismo permite desprenderte de ciertas cadenas y expresar lo que tienes dentro inmanente sin el temor de no cumplir con las pautas de un consejo regulador del estilo o corriente.
La literatura, en cambio, ha sido más libre desde desde mucho antes. Figuras literarias que escapan de las reglas de la gramática, poesía en prosa que se libera de la métrica de los poemas, y más variedad en la temática dentro de una misma época. Como contra tiene que se escribe en un idioma particular.
De la Salsa al Jazz latino:
La música y la pintura, al igual que las matemáticas o el ajedrez, usan un lenguaje universal. Ojalá pueda algún día hablar con notas, no sólo tocar, trascender lo que haya en mi, por básico que sea lo que sea capaz de decir. Del mismo modo, hace unos años, antes de empezar a escuchar salsa, el jazz no era un género que llamara mi atención.